28 de enero de 2011

Dos velas para el diablo.

"Te esperaré".
¿Que me esperarás? ¿Dónde? ¿Cuándo?, trato de preguntarle, pero ya no hay tiempo.
Mi esencia es absorbida por el túnel de la luz, y abandono por fin el mundo que me vio nacer, con la esperanza de que las nuevas generaciones lo conviertan en un hogar mejor para todos, algo que yo ya no podré ver, algo que no podré vivir.

Sin embargo, y a pesar de mi añoranza y mis buenos deseos, mi último pensamiento es, inevitablemente, para él.

Angelo...

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Envíame unos cuantos susurros con este polvo de hadas que te he dejado a tu izquierda.